EL CUERNO DEL DIABLO (LEYENDA)


"La cueva del Diablo"

En la comunidad de Alahuixtlán, municipio de Teloloapan, cuentan que hace mucho tiempo vivía un señor llamado Pedro, el cual era de mal corazón pues se dedicaba a robar ganado, asaltar, matar gente y cometer un sinfín de delitos.

Cada día se volvía más y más malo, hasta que llegó el momento en que ya no podía soportar la luz del sol, porque le causaba terrible dolor en los ojos y en todo el cuerpo. Los lugareños aseguran que fue un castigo divino, por las tantas maldades que cometía. No pudiendo soportar más su castigo, don Pedro se dirigió a vivir a una cueva que se encontraba en un cerro cercano. Ésta era una cueva enorme y oscura, en la que jamás entraban los rayos del sol y en cuyo interior parecía que siempre era de noche.

Su esposa de nombre Itzel, le llevaba de vez en cuando agua y comida para que sobreviviera y no muriera de hambre. Pero ésta no podía entrar con ropa blanca o de color claro; debía ir vestida siempre de negro, pues su marido no soportaba el color blanco y daba tremendos alaridos cuando llevaba un color claro. Por esta razón siempre vestía de negro cuando lo iba a visitar. Así pasaron los meses, y un día, Itzel se dio cuenta de que en el centro de la frente de su esposo empezaba a brotar un pequeño cuerno de color rojo como la sangre.

—¿Qué es lo que tienes en la frente? ¿Qué te pasa? —le preguntó su mujer— parece que te está saliendo un cuerno rojo.

Pedro se tocó la frente y sintió el pequeño cuerno brotando en su frente.

El cuerno creció día con día, hasta alcanzar el tamaño de un metro aproximadamente.

La noticia corrió por el pueblo y la gente decía que era un castigo de Dios por haber sido tan malo, y que el cuerno era una señal que El Diablo le puso en la frente para que todos supieran que el alma de Pedro le pertenecía.

Así pasaron los años, Pedro se hizo viejo y finalmente murió dentro de la cueva. Nadie se atrevió a entrar para sacarlo y darle cristiana sepultura. Quedó allí, solo y olvidado para siempre.

Dicen los lugareños que desde entonces a esa cueva se le conoce como “La cueva del Diablo”, y que el espíritu de Pedro ha sido visto vagando solitario por sus interiores, sin atreverse a salir, pues está destinado a permanecer en esa fría y oscura soledad por toda la eternidad, hasta que algún día encuentre el perdón de Dios y pueda descansar en paz.

Tenga usted cuidado cuando visite ese lugar y pase cerca de la cueva, porque dicen que Pedro todavía se aparece, con su cuerno rojo y sangrante en mitad de la frente. Si alguien es tocado por ese cuerno del diablo, se quedará allí, en la cueva, haciéndole compañía a don Pedro por toda la eternidad.


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