EL PERRO MITAD ROJO Y MITAD NEGRO
Cuando se dan las doce de la noche en punto, algo raro sucede en el poblado de Llano de la Merced, el cual está ubicado a unos tres kilómetros antes de llegar a la cabecera municipal de Ixcapuzalco.
Dicho poblado está a bordo de la carretera que une a Ixcapuzalco con la ciudad de Teloloapan. Toda la gente que tiene necesidad de transitar por algún motivo a esas horas de la noche, desde las doce hasta las tres de la mañana, cuentan que de repente, cuando van en su automóvil y pasando por dicho lugar, se aparece un enorme perro con la mitad del cuerpo de color rojo y la otra mitad negra.
Dicen que es rojo desde la cabeza hasta la mitad de su cuerpo, y la otra mitad es negro hasta la cola. Por lo tanto, este perro tiene dos patas rojas y dos negras.
Se asegura que es El Diablo, porque aparece de repente de la nada, con los ojos rojos fosforescentes y el hocico babeante, ladrando ferozmente a los que tienen la mala suerte de pasar en ese momento por ese lugar. Algunos automovilistas tienen suerte y pasan por ahí sin verlo. Pero otros, menos afortunados, sí lo ven y son atacados por el enorme perro, el cual corre detrás de los automóviles tratando de darles alcance… Y así como aparece intempestivamente, también así desaparece en el aire, esfumándose misteriosamente, sobre todo cuando la gente reza o hace la señal de la cruz.
A decir de algunos que lo han visto varias veces, cuentan que este perro tiene el don de la metamorfosis, es decir, que puede cambiar de cuerpo y transformarse en otro animal. Es por esa razón que muchos aseguran que desaparece, pues en ocasiones aparece en forma de perro rojinegro pero luego, al instante, se transforma en un gato negro para confundir a la gente que persigue.
También cuentan que puede tomar la forma de un caballo negro cuando él lo desea. Por esta razón algunos dicen que no es El Diablo, sino un brujo, porque estos, según cuentan, tienen la facilidad de tomar forma de animales para engañar a la gente y así acercarse a ellos sin levantar sospechas. Lo único cierto es que estos relatos que la gente cuenta son actuales, es decir, que aún se ve a este animal merodeando por las noches en la carretera, tal vez en busca de alguna víctima, o quizás para divertirse asustando a los desafortunados que tienen la mala suerte de pasar por ahí a esas horas.
Por tal motivo, el que esto escribe les recomienda a las personas de los poblados vecinos que forzosamente tienen que pasar por ahí, que lean lo que pasó en Teloloapan en el cerro del Chicuícuitl, porque es algo parecido a lo que aquí sucede, pero con la diferencia de que en Teloloapan la gente se unió y lograron acabar con “el chivo infernal” que asolaba el lugar. Esto lo lograron con ayuda de armas y balas benditas, y con el auxilio de un sacerdote que bendijo el lugar varias veces.
Mientras no lo hagan así, ese perro rojinegro, ya sea El Diablo o un brujo de algún lugar cercano, seguirá asustando a las personas de esos lugares, y tendrán que seguir viviendo atemorizados por este perro maligno.
Sólo me queda recomendar a los automovilistas que no viajen solos, que lo hagan acompañados, que vayan prevenidos con un rosario o un crucifijo y con agua bendita, porque tal vez, algún día, lleguen a necesitarlos para poder librarse de esa bestia maldita.
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esta leyenda es muy cierta mi abuelito meconto algunas parecidas claro que el conocia como brujos.
ResponderEliminar¡Hola!: efectivamente, las historias que te contó tu abuelito, suceden muy frecuentemente en diversos lugares del estado de Guerrero. Los brujos, tienen la facultad de poder tomar formas de animales y hacerse invisibles para poder dañar a la gente. Se han dado casos en que algunas personas logran herir de muerte a un animal, siguen el rastro de sangre y cuando lo encuentran, éste ya falleció, pero al morir toma su apariencia humana. Algo así sucedió en la lectura de "el brujo que se convertía en animal", por si gustas leerla. Gracias por tu comentario.
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