EL TILCUATE VIOLADOR




Mucho se ha hablado sobre los tilcuates, la gente cuenta historias increíbles sobre estos animales, castigados injustamente. Algunas historias refieren que estos animales duermen a las personas con su vaho o aliento; otras, cuentan que estos reptiles se valen de la facultad mencionada anteriormente para dormir a las madres que recién acaban de dar a luz y de esta manera aprovechan para succionar su leche, esto mientras colocan la punta de su cola en la boca del bebé para que no llore, y así, mientras este animal ingiere la leche de la mamá, el niño sólo chupa la cola del animal, lo cual le provoca una desnutrición que poco a poco lo puede llevar a la muerte a decir de muchas personas.

Pero las historias más inverosímiles que se cuentan sobre estos animales se refieren a que por las noches e incluso en el día, llegan a los lugares donde hay mujeres jóvenes, las duermen con su vaho y entonces abusan sexualmente de ellas, violándolas sin que se den cuenta. Muchos aseguran que inclusive también han violado a hombres y no sólo a mujeres. Los tilcuates machos violan a las mujeres y las hembras a los hombres, de acuerdo con las creencias de las personas de antaño, acostumbradas a vivir en el campo . Y claro que estas leyendas o mitos se divulgan en los poblados pequeños, los cuales están cercanos al campo, pues es en esos lugares donde dichos animales viven naturalmente. Aunque se han dado caso que se han encontrado tilcuates en las ciudades, en colonias de la periferia donde hay árboles, terrenos baldíos, puentes y casas abandonadas.

Los tilcuates son serpientes de un tamaño regular, no crecen muy grandes, son de complexión gruesa y de color negro brillante, a veces cenizo; los machos tienen el pecho de un color rojo intenso. Son animales muy agresivos que no temen a otras especies y que al sentirse en peligro emiten una especie de silbido agudo, señal de que van a atacar, sobre todo si sienten que invadieron su territorio. Arremeten contra las personas dándoles de chicotazos con su gruesa cola mientras levantan la cabeza y parte de su cuerpo para parecer más grandes y causar más temor. Y aunque no son venenosos, su agresividad y las leyendas que sobre ellos se cuentan hacen que la gente les tema y trate de exterminarlos.

Se recomienda a la gente que no se dejen llevar por los mitos o leyendas que se divulgan sobre estos animales, pues nada de lo que se dice de ellos ha sido comprobado en realidad, e incluso las cualidades que se les confieren popularmente, como la succión de leche y el abuso sexual, son descartadas biológica y morfológicamente, y aunque muchos aseguran que sí es cierto lo que se cuenta de ellos, hay que descartar estos mitos y respetar su entorno natural sin causarles daño alguno a estos animales.

Cabe señalar que en la época prehispánica, las serpientes eran respetadas y gozaban de simbolismos positivos entre las diferentes culturas originarias, sin embargo con la introducción del cristianismo y el mito del pecado original, ese respeto se vino abajo. Y aunque míticas, las historias sobre los tilcuates no dejan de tener belleza narrativa digna de rescatarse.

La tradición popular señala que los brujos y hechiceros han aprovechado los mitos divulgados sobre estos animales y los han usado para su beneficio, abusando ellos de mujeres usando sus hechicerías y artes malignas; y para no despertar sospechas, hacen correr la voz de que el autor del abuso fue un tilcuate, y de esta manera, los brujos siguen haciendo de las suyas violando mujeres inocentes y el tilcuate es el que carga con la culpa de todo.

Para corroborar lo anterior, les voy a narrar una historia sucedida hace mucho tiempo en unos poblados situados en las riberas del río Balsas. Historias similares a estas se cuenta que han sucedido y siguen sucediendo en muchos lugares y por tal motivo la nefasta fama del tilcuate como violador de mujeres creció al punto de casi provocar su extinción. He aquí la historia.

EL TILCUATE VIOLADOR.

Esta historia sucedió hace mucho tiempo en unos poblados situados cerca de las riberas del Río Balsas. Cuenta la gente más anciana que en una cierta cantidad de comunidades cercanas entre sí, empezaron a suscitarse una serie de violaciones a mujeres, lo cual alarmó sobremanera a los pobladores. Pero estas violaciones tenían la particularidad de que sólo se daban contra mujeres recién casadas y en su noche de bodas.

Es por estos motivos que la gente muy alarmada ya tenía miedo de casarse, pues cada vez que había una boda en algún pueblo, se escuchaba a lo lejos el silbido agudo de un tilcuate, el cual se escuchaba cada vez más cercano hasta llegar a la puerta de la habitación de los recién casados. Aunque el esposo y familiares de la novia se ponían a vigilar toda la noche para evitar estas violaciones, al escuchar el silbido del tilcuate caían en un profundo sueño. Algunos aseguraban que quedaban dormidos por el vaho que despedía este animal y ya cuando despertaban de su adormecimiento, el tilcuate ya había abusado de la novia y había huido.

Algunos trataron de evitar ser dormidos por la serpiente y para ello se colocaron en los oídos unos trozos de algodón para evitar así escuchar su aterrador silbido. También se cubrieron con trapos húmedos la cara, en especial la boca y nariz, para así evitar inhalar el vaho y mantenerse despiertos sin dormirse. Este truco les funcionó a medias, pues aunque no quedaban dormidos o hipnotizados por la serpiente, si quedaban medio mareados, como entre dormidos y despiertos. Así bajo este efecto, solo lograban ver una figura negra borrosa con una mancha colorada en el pecho, esta se acercaba a la habitación de la novia y cuando ellos trataban de detenerla con palos y machetes, no lograban herirla pues se movía muy ágilmente. Lo mismo sucedía cuando disparaban sus armas contra el animal, no le acertaban ningún disparo, pues como estaban mareados por el vaho del tilcuate, todos sus disparos no daban en el blanco e inclusive algunas armas se trababan, no funcionaban y no lograban hacer daño al animal.

Así pasó mucho tiempo, hasta que en cierta ocasión, un joven que estaba a punto de casarse, muy preocupado reunió a sus amigos y algunos familiares de confianza y les pidió ayuda para que le auxiliaran a cuidar su casa en su noche de bodas y así evitar que el tilcuate violara a su esposa. Se dio la casualidad de que en esas fechas se encontraban trabajando en el pueblo tres jóvenes que provenían de lugares lejanos y al escuchar lo que decían del tilcuate se ofrecieron para ayudar al joven a exterminar a ese animal. Uno de ellos le comentó que en su pueblo se decía que a esos animales los utilizaban los brujos, le dijo que estos hechiceros por medio de ciertos conjuros y rituales hacen creer que es un tilcuate el que viola a las mujeres, cuando en realidad se trata del brujo o de alguna persona que ha acudido a éste para que lo ayude a realizar este tipo de actos en contra de alguna mujer a la que no pueden conseguir por las buenas. Por medio de sus hechizos cambian la fisonomía de las personas y hacen que estas tomen la apariencia de un tilcuate, y así, de esta manera logran llevar a cabo sus viles actos sin despertar sospechas, pues estas recaen sobre el desafortunado animal.

Ese mismo joven le contó al novio, que se decía que a ese brujo con apariencia de tilcuate, sólo se le podía dar muerte con una vara especial conocida como “vara negra”, dicha vara es del mismo color del tilcuate, también es flexible y muy resistente, es muy difícil de quebrar y que para mayor efecto había que cortarla de preferencia en noche de luna llena y curarla con un limón partido en cruz, bañarla con sal y vinagre y rociarla con agua bendita.

—Aquí en las orillas de un cerro cercano vi unas varas de ese tipo —comentó el joven—. Si gustas mañana es luna llena, ¡yo te acompaño a cortarla!

Así esperaron que cayera la noche y se dirigieron al cerro a cortar la vara negra. Guiados por la luz de la luna llena cortaron varias ramas y se las llevaron para la casa del novio. Al otro día se iba a celebrar la boda, así que prepararon las ramas, agarrando cada quién una y curándola tal como había sugerido el joven. Al momento de curar las varas, se dieron cuenta de que estas cambiaban de color, ya no eran completamente negras, de un lado eran color rojizo.

—¡Han tomado el color del tilcuate! —exclamaron sorprendidos todos los presentes.
—¡Ahora sí, con estas varas de seguro podremos acabar para siempre con ese maldito animal! —dijo con alegría el novio.

Al otro día se celebró la boda y ya en la noche, el novio y un grupo de amigos de confianza se colocaron cerca de la entrada de la habitación donde se encontraba la novia. Esperaron pacientemente, y cuando se dieron las doce en punto, se escuchó a lo lejos el silbido aterrador del tilcuate, mismo que a cada segundo se escuchaba cada vez más cerca. Entonces, todos se colocaron trozos de algodón en los oídos y se cubrieron la boca y nariz con paños húmedos.

De repente, el maligno animal hizo su aparición, del cual sólo alcanzaban a ver una figura borrosa entre negra y roja. A una orden del novio, todos arremetieron contra el tilcuate atacándolo a varazos, pero este esquivaba con agilidad los golpes; mas de repente, un golpe hizo blanco en la cabeza del animal aturdiéndolo, por lo que los demás aprovecharon que el tilcuate estaba mareado por el golpe y lo atacaron dándole de varazos por todo el cuerpo hasta dejarlo inerte.

Se acercaron con precaución y se dieron cuenta que el animal agonizaba. Así estuvieron junto al tilcuate hasta cerca del amanecer, y cuando empezaba a clarear un poco, vieron con asombro y terror que el animal empezaba a transfigurarse y que poco a poco iba adquiriendo la forma de una persona. Dicha persona estaba vestida totalmente de negro y acostada boca abajo; entonces, el novio lo volteo para ponerlo boca arriba y fue cuando se dieron cuenta de que la mitad de la camisa era de color rojo en la parte del pecho.
En ese momento, se hizo completamente visible la cara de la persona y todos lo reconocieron al instante.

—¡Es Simón, El Tilico! —exclamaron todos con sorpresa.

Entonces para asombro de todos, el tal “Tilico” dijo sus últimas palabras.

—¡Fue Chano , el brujo! Él me convirtió en tilcuate para que yo pudiera abusar de todas las mujeres que se iban a casar; esto lo hice en venganza porque siempre me rechazaron, porque ninguna me hizo caso.

Y al decir esto, exhaló su último suspiro.

—¡Vamos a buscar a Chano el brujo y a darle muerte! —exclamó el novio. Y al instante todos se dirigieron a las orillas del pueblo a donde tenía su casa el brujo, y una vez ahí, le prendieron fuego con él adentro.
Por un momento sólo se escucharon los gritos aterradores del brujo mientras se estaba achicharrando, hasta que la casa se consumió por completo y “Chano” dejó de existir.

De esta manera, dio fin el largo periodo en que los pobladores vivieron con temor, y así se terminaron las violaciones a las mujeres recién casadas, con lo cual volvió la tranquilidad a los poblados asediados por el “tilcuate”.

Historias similares a esta se cuentan en diferentes lugares, donde se dice, los brujos siguen haciendo de las suyas, echándole la culpa de todas sus fechorías al mal afamado tilcuate.



3 comentarios:

  1. Eta super interesante 🤩 las tilcuatas saltarinas y yo:...

    ResponderEliminar
  2. Eso es verdad de la serpiente afirmó al 100 por que mi mamá estaba lactando cuando la miro cuando despertó ella siempre le daba mucho sueño ala misma hora alas 12 de el día y se dormía y mi hermana estaba muy Flakita de bebé su primer año en vez de lactar a la niña lactaba al tilcuate

    ResponderEliminar


Si deseas comentar pero no tienes una cuenta para hacerlo, puedes comentar seleccionando la opción comentar como "Anónimo" en el menú desplegable que te aparece abajo de la caja de comentarios.

También puedes elegir comentar con "Nombre/URL" para hacerlo más personalizado. :)